Residencia y Dojo HANG

Después de ir a hechar un vistazo a su despacho y no encontrar novedades Yan Lin volvió a su residencia en la cual descansaría un poco.
El lugar era una residencia oriental muy extensa, era muy similar a la de los Kuchikis pero con ciertas diferencias.

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Yan Lin entró atravesando los hermosos jardines que adornaban el alrededor de la casa. Ahí en la entrada le esperaban dos sirvientes que le han acompañado desde que el capitán Kuchiki falleció y le fueron recomendados por éste.Ambos le guardan gran respeto y mucho cariño.

La capitana entró a la sala y después caminó por uno de los pasillos para después entrar a su habitación en la cual tenía sus armas y las cosas que normalmente se encuentran en una casa. Yan Lin se sentó en la cómoda cama y se quitó la cintilla roja que rodeaba su cintura, para poder quitarse el haori. Después se volvió a poner la cinta roja y se tiró de lleno en su cama.

-cielos...me pregunto, que castigo se me asignará?- se pregntó en voz alta mirando el techo.

Después de estar un rato recostada y dormir un poco Yan Lin se levantó y fue directo a su ropero del cual sacó un hakama muy parecido al que tenia puesto solo que las mangas de éste eran cerradas con un elástico al final al igual que el pantalón.

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Se desvistió si nmás contratiempos y se puso el otro traje, con el cual se sentía más comoda.Se quitó la liga que usa de sello y rápidamente se recogió todo el cabello en una cola de caballo (al ser rápido el cambio no hay liberacion de reiatsu).

Luego de esto salió de su habitacion para ir al Dojo a entrenar.

-me pregunto...donde estara...mmm es extraño...-pensaba mientras caminaba por el gran pasillo.

Minutos después pudo salir de su casa y caminó por el patio para ir al Dojo.Sacó las llaves del interior de su hakama y abrio el candado. Ahí estaban otras tantas armas y un enorme pergamino en la pared que estaba frente a la puerta en el cual decía ""Dojo Hang"" y habia otro en el que indicaba las reglas de diciplina.

Ahí Yan Lin se paró en la mitad del dojo y pensó que hacer, tras un rato se sentó en el piso con las piernas cruzadas al igual que los brazos, dándole la espalda a la puerta.

-qué hago...qué hago...demoniooos ! -grita poniendo sus manos en la cabeza- no sé que haceer- dice mientras suspira y encurva la espalda.

Yan Lin se encontraba hechándose aire con un avanico (el cual utiliza en el Ukyo) cuando escuchó la voz de su teniente. Después de escucharle volteó la mirada y alcanzó a verle.

-ooh Otoko san, ya se me hacia raro no verte- dice mientras se levanta y camina hacia la puerta.

Sus pasos eran tranquilos y resonaban en el solitario Dojo. Se detuvo al estar frente a su teniente y le sonríe.

-Puedes levantarte Otoko san- dice tranquila mientras guarda el avanico en su cintilla roja.

-Muchas gracias Hitsugaya-dono. Disculpe haberla interrumpido, pero es que me quede dormido y no me di cuenta de que ya era de mañana-

Dice con tono tímido mientras se reincorpora lentamente y ve fijamente a los ojos a su taicho. Todavía con la diestra se denota que no ha terminado el nudo del cordón que sostiene a su espalda aquella arma tan peculiar y fina.
Una gota de sudor yacía en su frente, cual cristalina como el agua recorría lentamente su áspera facia hasta culminar en sus cejas. El joven de platina cabellera comprende que la falta que ha cometido no es grave además sirvió para que su taicho tuviese un tiempo a solas... Un largo suspirar de descanzo acompaña el dominante e incómodo silencio entre aquellos dos seres que intercambian palabras inocuas.

-Estabas por comenzar tu entrenamiento verdad? O tal vez meditabas? Oí que ibas a ir al mundo mortal sin autorización... sabes que te puede traer problemas-

Su tono de voz cambia radicalmente por algo mucho más seguro y grave, son ser tosco. Las orbes de aquel teniente permanecen inmóviles, tratando de adivinar los pensamientos de aquella bella dama de tersa piel

-jeeee descuida no interrumpes nada, no sabía que hacer, De hecho si no ubieras llegado seguramente me ubiera quedado dormida- dice con una sonrisa tranquila.

Dirige su mirada a su teniente y después al gran arbol de cerezos que había alli y escuchó las palabras de su teniente.

-Si lo se, de hecho hace unos momentos fui a reportarme con el comandante y aceptar mi castigo, pero esperaré a que llege el otro capitán. pero no te preocupes. Estoy conciente de lo que hise y no pienso retirarme.

Dijo con voz algo seria pero su seriedad se rompió al ver una mariposa suya.

-hey! que haces aqui?- le dice a la mariposa levantando su mano para que ésta se postrara ahi- que haces volando como si nada- la mariposa deja de mover sus alas rosadas y retoma el vuelo hacia el árbol- cosa rara...me pregunto que--

Antes de poder decir algo le vinieron a la cabeza imagenes de su pasado, nuevamente. Esta ves eran diferentes. Veia un extraño dojo muy oscuro en el cual alcanzaba a ver cuatro personas. Dos de ellas parecian proteger a otra mientras que la tercera sólo se ocultaba detrás y la cuarta les amenazaba. Segundos después vió como aquellas dos personas caian al piso inertes y una extraña sensasión de miedo y escalosfríos recorrieron su cuerpo. La cuarta persona se le acerco a la otra con lo que parecía una daga en la mano, la persona (tercera) sólo dió pasos hacia atrás y cayó al suelo y de pronto Yan Lin volvió en sí estando en el suelo, su frente estaba húmeda y los cabellos que tiene sobre ésta estaban apegados y fríos, su corazón estaba muy exaltado y tenía todavía aquella sensación.

-otra...otra vez...-dijo con una voz temblorosa, sus manos temblaban de manera notable. Llevo su mano derecha a su frente debajo de sus cabellos los cuales hizo hacia atrás y recargó la cabeza en la pared del Dojo.

-Jhm jhm jhm-
Apenas y se alcanzaba a ver la expresión de una ligera sonrisa en el rostro de aquel teniente el cual sabía perfectamente lo que trataba de hacer su taicho, intentaba persuadirlo y olvidar aquel problema. Le quita el vaso para que no le estorbara y se levanta rápidamente para ayudar a que su taicho se reincorporara e intentara caminar para llevarla a su recámara a descanzar.
-Sabes que conmigo no sirven esas cosas... ahora dime, de qué personas estabas hablando?-
Dice de manera intrigada mientras camina con Lin hacia la recámara para llevarla a recostarse un rato y que descanzara, su paso era inseguro y débil así que la ayudaría un poco más apoyando sus delicadas manos en sus hombros, entre su zanpakutoh y su cuello mientras con la diestra la sostiene de la espalda para darle mayor equilibrio. Recoje rápidamente la katana de su capitana y la transporta firmemente con la zurda, sus orbes fijamente en el piso para evitar cualquier tropiezo.
-Ven, recuéstate un momento, descanza... yo me quedaré aquí por si ha alguna noticia nueva... quédate tranquila-

Lo sabía, no había funcionado con él, asi que sólo se limitó a sonreirle. Dejó que la llevara a su habitación y se sentó en el borde de su cama.

-Otoko... creo que... creo que eran mis padres...-dijo con la mirada baja- y tambíen...creo que recordé el momento de su muerte...trataban de protegerme de alguién...

Su voz temblorosa terminó en unas cuantas lágrimas y un nudo en la garganta.La capitana hizo puños sus manos y se abrazó a sí misma y cerró sus ojos con fuerza, pero volvian fragmentos de las visiones y los abría para no volver a verlas.

Habían pasado unos momentos, la capitana Lin se había tranquilizado y decidió recostarse un rato, además no podía conciliar el sueño por algunas razones. Una porque ya habia dormido y dos por aquellas visiones. Al apoyarse en la almohada miró al techo al mismo tiempo una tranquila brisa entró por una de las ventanas y comenzó a mover sus cabellos y ropa pero no quitaba su mirada del techo.

-....fueron extrañas estas visiones, esta vez...fue como si yo fuese aquella pequeña persona...-pensaba mientras suspiraba.-pero no dejaré que esto me detenga, debo seguir...-luego se volvió a sentar y miró hacia la puerta.

Caminó hacia ésta y la abrió con cuidado, tenía hambre y debía comer. Al abrirla se encontró con su teniente en el suelo, sentado.

-Otoko san, aún estás aqui?- pregunta bobamente como si nada ubiera pasado.

-Pues claro Lin, había dicho que me quedaría a cuidarte hasta que estuvieses bien... ahora dime, te sientes mejor?-

Dice levantándose y colocándose en frente de su capitana, ahora baja la guardia aunque permanece alerta. Rápidamente se da cuenta que su capitana tiene hambre así que deja a la capitana sola por unos momentos y comienza a caminar de manera discreta hacia la cocina para irle a preparar algo qué comer.

-Debes de tener hambre, ahora mismo sirvo la cena... siéntate por favor.-

Grita desde la cocina mientras se oyen golpes metálicos de cubiertos y de vasos desde aquella habitación, cual ligero y suave aroma abre el apetito hasta del mínimo ser vivo presente ahí. Y eso que la cocina no era uno de los fuertes de aquel reservado y misterioso teniente del décimo escuadrón.
Por fin el deleite no debería esperar más, Raito lleva dos platos a la mesa y un tazón con ensalada y una salsa especial para el arroz. En los platos, un par de bolas de arroz rojo y adornado con unas hojas de guirnaldas.

-Espero te guste-

Dice el joven sabio a su taicho mientras le se dispone a sentarse y comenzar a degustar dichos sólidos

-aa Otoko san espera no- dice para evitarle la molestia pero era algo tarde.
El chico le había preparado la cena, y al parecer una muy buena.La capitana algo apenada lo mira desde la puerta.

-no debiste haberte molestado pero bueno la cena esta hecha ni qué hacerle:roll:- dice con una sonrisa caminando hacia la mesa para después sentarse.

Toma sus platos y comienza a comer tranquilamente apesar de que tenía mucha hambre. Extraña mente la serpiente que lleva dentro suyo comienza a deslizarse por su brazo causando cosquillas en la fémina.

-hey !- dice moviendo su brazo a un lado para que ésta se ganchara en la otra silla.- a la otra baja con cuidado y sin hacer cosquillas mujer.- le dice a la serpiente quien se desliza hasta ella y finalmente enrollarse sobre sus piernas.- tenías sueño eh? bueno qué le vamos a hacer.- finalmente siguió comiendo- por cierto, se te da muy bien esto de la comida jejeje -dice mirando a su teniente con una sonrisa.

Yan Lin tomó un sorbo de aquella agua fresca y dejó el vaso en la mesa mientras miraba las ondas que se hacían con el movimiento del agua. Suspiró profundamente y miró a su teniente.

-era un dojo, estaba oscuro y alcanzaba a sentir el frío...vi dos personas delante de...de mí parecían protegerme así que pensé que eran mis padres. Había otro sujeto, éste parecía extraño, tenía una daga en la mano con la cual...asesinó a estas dos personas, al ver esto retrocedí y fue cuando caí al suelo

Dice mientras comienza a recordar y ver un poco más claras las imagenes.

-me pregunto... quién será la otra persona...

-Tal vez esa misteriosa persona no iba a hacerte daño... tal vez quería algo de tí.-

Pregunta intrigado mientras baja la mirada al piso e intenta imaginar dicha escena donde los supuestos "padres" de su taicho son asesinados mientras ella no consigue hacer nada e esos momentos. Se frota la barbilla de manera pensativa y espera incómodamente algun comentario de su capitana; el tiempo se le hacía una eternidad así que decide romper el silencio y terminar el tema... a menos que la capitana quiera seguir hablando sobre aquella visión tan real.

-Platíqueme del mundo real... hay acción? Hollows!? Tengo ganas de ir!-

Dice mientras sonrie de manera alegremente y da un brinco de la mesa, pero tan emocionado que sería imposible decirse que fue Otoko Raito el autor de dichas palabras y acciones tan....... "alegres".

-Me llevaría!?!?! Por favor! Por Favor!!!-

Sorprendida por el repentino cambio de su teniente lo mira extrañada.

-heey muchacho ! qué le hiciste a mi teniente?-
dice sarcásticamente mientras le miraba-
pues si cuando fui estaban dos vizards, entre ellas una antigua compañera mía.. y tambien un espada.-
decía mientras recordaba aquello.-
tambien habian algunos hollows pero fue todo lo que alcanzé a ver, cuando le ofreci mi ayuda al capitan Mect solo se limito a hacerme a un lado, y sabes que eso me fastidia.

Dijo y al mismo tiempo apareció una sonrisa en su rostro. De repente su serpiente despertó y se desliso fuera de la cocina.

-a donde vas hebi? - dice tontamente, como si esta le fuese a contestar.

La serpiente hizo caso omiso y siguio su camino, era extraño. Nunca le desobedecía.Pero qué hacerle.

-en fin...tendré que pedirle permiso al comandante para poder ir, pero dudo que me lo permita por lo de antes. Me pregunto si el capitán de la segunda habrá llegado ya...

-No sé la verdad, quiere que valla a verificar?-

Dice oyendo la conversación y tranquilizándose discretamente ya que su desplante energético estuvo demasiado extraño para ser él. Se sienta lentamente y se pone a reflexionar aquellas acciones que acababan de concurrir y que no tenían explicación alguna, no se siente apenado, pero si muy extrañado.

Recuerda que iba a verificar la presencia del capitan del 2º escuadrón y se levanta rápidamente.

-Supongo podemos ir al mundo real cuando lo deseé... no hay limitaciones además de que nadie notará nuestra ausencia por un par de horas, o de días. Qué dice? Le gustaría?-

Dice mientras abre la puerta principal y espera respuesta positiva; se dispone a ir por el taicho aunque primero quiere oir la respuesta de Lin-san

Seguía extrañada, imprudencia suya? o deseo de diversión? no sabía exactamente qué sucedía asi que se levanto y le tomó el hombro.

-tranquilo, las cosas estan demasiado...frescas aún, y si el capitán regresó o no es problema suyo, si no ha regresado tengo más "tiempo" jejeje, aunque me intriga qué castigo nos asignará el comandante.

Dice mientras de media vuelta caminando hacia la mesa del centro.

-Espero no sea tan severo la verdad Lin-

Dice deteniéndose en seco y volteando lentamente cuando su taicho lo detuvo por el hombro, viénola de manera extra pero delicada a los bellos ojos que dicha fémina poseé; sus mejillas comenzaron a sonrojarse y sus ojos extraviados en sus manos inquietas comienzan a "intentar" articular sílabas.

-Yo.. este... yo, si.... au..-

Se calla para no estropear más y quedar en ridículo. De un shunpo va al dojo y de ahí a un pequeño jardín donde la flora y fauna abundan divinamente, combinando aquellos tan hermosos colores y formas, tan relajantes.

Raito rápidamente sostiene con tal ternura a su capitana y detiene su caída mientras la serpiente se desenrrollaba rápidamente y desaparecía del lugar, dejando a la capitana y teniente solos en el iluminado jardín. Las alas de las mariposas parecían pequeñas y hermosas moléculas de luz jugueteando radiantes y brillantes con los ligeros rayos azulados de la luna llena, mas sin embargo, el espectáculo que presentaban los insectos alados era acompañado agraciado por el efecto luminoso y danzante del cielo estrellado; el sonido de los grillos armónicos compartían una bella melodía.

-Descuide Lin-san, la tengo... esta usted bien?-

Algo tímido y escondido entre la sombra que un inmenso árbol de jazmines le proporcionaba argumenta con voz suave y dulce

-creo que sí.Gracias- dice mientras trata de visualizar a su tenienente que se ocultaba-no comprendo...con qué me abre tropesado...-pensaba mientras seguía buscando el rostro de su compañero.Hasta que porfin vió sus ojos- Otoko qué sucede? te noto extraño. Sabes que puedes decirme lo que sea.Te pasa algo?

Pregunta preocupada, había actuado extrañamente. Aunque desconocía la razón.
Las mariposas violetas comenzaron a alejarse disminuyendo la visibilidad en el lugar. Sólo se alcazaban a ver los objetos cercanos y los rayos de la luna reglejados en el pequeño lago del centro del jardín. Ahi encima estaban unas cuantas mariposas jugeteando y revoloteando juntas como a la espera de algo.

Raito no puede expresarse simple y nomralmente; algo importante lo detiene, al parecer un miedo muy grande...

-Yo... te..., yo... No se cómo decirlo!!-
De un grito turbia aquel lugar dejando por completo el silencio dominar; sus más sinceras palabras estarán por salir desde este momento pues no las dice con la boca, sino con el corazón. Un largo suspiro acompaña al cuerpo físico del teniente a un nivel más tranquilo y menos exaltado.

-Al parecer no hay palabras para decirlo-

Inmediatamente terminada la frase se lanza hacia Lin abrazándola y plantándole un beso en la boca; aunque espera no ser rechazado pues no sabe como tomaría la respuesta negativa a tan impaciente y precipitada acción